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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

PODÉIS ENCONTRAR MÁS INFORMACIÓN DEL MISMO, ASÍ COMO ADQUIRIRLO, EN EL SIGUIENTE LINK : https://joselitoenmadrid.com/


Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

jueves, 26 de abril de 2012

PEPE LUIS VÁZQUEZ. Faenas imaginadas



Él entorna así los ojos
y está un segundo muy quieto,
en una mano el capote,
la otra en el burladero,
y la vista en los toriles
donde asoma el toro negro…

El entorna así los ojos
y dice:”¡déjalo, déjalo,
que el toro ya vendrá solo!”
y el toro que aún está lejos
escucha esa voz y la
quiere prender en los cuernos.


El sol de la maestranza
para su carro de fuego
porque la luz se esté quieta
sobre el alamar torero.


Pepe Luis -celeste y plata-
inmóvil, niño, flamenco,
le está mirando, mirando,
sin perder un movimiento,
y el toro lo busca, busca
y él, esperando en el tercio,
le abre el abanico grana
de su capaote pequeño.


Todo el calor de la tarde
se deshace en blando céfiro.
Torear así, parece
muy fácil. Es como un juego…


Pero no. Es lo más difícil,
porque es torear sabiendo…
Tener en el corazón
el justo presentimiento
de lo que va a hacer el toro
cuando el toro aún está quieto.


Es adivinar, sentir
la voz del toro por dentro
y saltarse a la garrocha
los taurinos evangelios,
sin que tengan que enseñárselos
porque ya nació sabiéndolos.


El entorna así los ojos
y dice: “¡Déjalo, déjalo”…
Y el toro va donde él quiere,
y es tan ágil el torero
y tan sabio y tan gracioso
y tan rubio y tan pequeño
y tan hombre y tan barbián
y tan valiente y tan diestro,
que la cuadrilla obedece
sus imperceptibles gestos
-banderilleros de seda
y picadores de hierro-
y todo parece como
una danza de aire viejo
bajo una batuta de oro
entre palmas y requiebros…


La verónica de olor,
el molinete de fuego,
la chicuelina de nardo,
la gaonera de incienso…


-Pepe Luis, Pepe Luis Vázquez,
anda, dime tu secreto…
-Si he nasío en San Berenardo.
¿es que no basta con eso?.


El entorna así los ojos
-la espalda en el burladereo,
el corazón en las manos,
la mirada en los chiqueros-
y dice el peón de turno:
“¡Déjalo, déjalo, déjalo
que el toro ya vendrá solo…!”.


Y el toro sale corriendo,
olfateando, mirando,
ciego de sol y recelo,
con nostalgia de olivar
caliente y de rio fresco….


Pepe Luis le llama: “¡Toro!”,
y el toro clava los cuernos
en el aire de la tarde
y se funden sobre el ruedo,
en un milagro de gracia
cañóte, toro v torero.


-¡Los ángeles hacen palmas
desde los palcos del cielo!-.

                                    
                                     Rafael Duyos


Ese colegial tímido de resplandor trigueño
en la cabeza fina como hueso de fruta
es un torero de Sevilla la vieja
que los rancios saberes perpetúa y destila.

Nadie sabe en qué aulas cursó trivio y cuadrivio.
Dicen que al matadero, como un Rembrandt obseso,
acudía a leer en las moradas vísceras
y en las rojas el signo de su fausto planeta.

Niño entre los doctores de la ciencia jifera
-qué escena para un lienzo soberbio de Velázquez-
junto a los rostros crueles del satánico oficio
asoma el suyo apenas florido de pelusa.
..................................
...............................
Hacia el toro estatuado, solemne se encamina.
Un paso, dos, tres, cuatro y una orden desdeñosa.
El zaíno le observa, le calcual, le rumia
y en su confusa noche de herido instinto aguarda.

Y ahora ya no son pasos. Es la carrera alegre
desde lejos y el súbito, encarnizado arranque
del receloso bruto. Ya es Marte contra Júpiter.
Qué colisión -angustia- de dos lanzadas órbitas.

Mas no. La suerte pudo salvarse a puro riesgo.
La astrología pinta con firme pulso zurdo
el arco del destino. Las entrañas no mienten.
Y Pepe Luis sonrie ante la obra perfecta.

La esencia de un torero de cristal fino, fino,
la elegancia ignorándose de la naturaleza,
la transparencia misma hallaron ya su cauce
Y bajo el sol de España hay un toreo nuevo"

                          Gerardo Diego. Pepe Luis Vázquez. Del libro La suerte o la muerte


 «Sólo un nombre insólito, nada taurino, asocio al de Pepe Luis Vázquez: el de Mozart. La hondura alegre, la fluidez aborrecedora de todo énfasis viriloide, un pudor elusivo de dramatizaciones (?) pueden considerarse rasgos comunes del músico de Salzburgo y de aquel torero de Sevilla»

                                                        Fernando Quiñones




"A mi me gustaba torear al natural pensando en que no llevaba muleta, por eso sólo la cogía con el dedo "purpejo", los otros cuatro los dejaba fuera de la tela. Así me hacía la ilusión de que toreaba con la palma de la mano"

"Sueño muy a menudo. Me veo haciendo la faena que siempre llevaba dentro..........y el final, en el mismo centro, cito a recibir y en ese preciso momento me coge el toro. Lo veo todo raro, me despierto sudando, es como si algo extraño se rebelara, por el hecho de haberme retirado vivo, es como se me hubiera escapado de la muerte y ésta me acosase por haberla vencido, no sé, no sé............."

"Los lances con los pies juntos los practiqué con mucha frecuencia, la que nacía de mi personal manera de entender el toreo. Así vi torear a Chicuelo, un torero del que desde chiquillo fui muy partidario, viéndole en el campo. Manuel Jiménez era una maravilla toreando con los pies juntos, porque tenía un juego de cintura muy bonito. Toreaba cargando la suerte con pies juntos, y lo hacía con las muñecas y la cintura. Este toreo que vi en Chicuelo es el que, matizándolo, interpretándolo con mis formas personales, intenté hacer yo también.........................Según mi criterio, las manos deben llevarse a media altura, porque así es como el toro va más desahogado y mejor. Este toreo rompe, desde mi punto de vista, la monotonía, y aporta variedad y un aire de frescura y alegría......................Es muy importante el juego de muñecas. Al toro se le lleva con el capote, pero se le torea y manda con las muñecas, que es donde el torero tiene el pulso y el tacto"

"El toreo es un arte para conservarlo en el pensamiento, en algún rincón del corazón de un espectador sensible"

"El toreo es movimiento, una cosa en el aire, que se aposenta y desaparece"

"Todo lo que se haga con un toro despacio es lo que tiene verdadera importancia y queda en el recuerdo del que lo ve"

"Estar bien con los toros que no se prestan es imposible, y estar medio bien no es bonito"

"El primer paso grande del toreo es vencer al toro, lo que equivale a vencer a la muerte. Y después, si la vences con alegría y sabiduría, es lo más bonito que hay"

"Cuando se piensa en el toreo de Pepe Luis, no se piensa nada más que en la alegría, en la vistosidad garbosa. Lo menos que se piensa es en la muerte..................Es la grandeza del toreo; en un momento preciso de la lidia ves la muerte con toda claridad, en la cogida de un banderillero, en las cornadas de los caballos, y al mismo tiempo ves la verdad de la fiesta, la tragedia. Y de ese momento pasas al momento sublime del arte y de la transparencia y se borra la muerte........."



 “No solamente es compañera nuestra, sino que la vemos por allí. Estamos familiarizados con ella, en el sentido de que puede surgir………..Nos veíamos la cara los unos a los otros, y sabíamos que se reflejaba…….El primer paso grande del toreo es vencer al toro, lo que equivale a vencer a la muerte”

                                                  
                                                           Pepe Luis Vázquez


Ante el siguiente comentario de un antipepeluista:

_ ¡No comprendo cómo pueden considerar rival suyo a ese muñeco bailarín de San Bernardo!

Replicó Manolete:

_"Este muñeco tiene mucha cuerda, y si los demás supiéramos de toros lo que él sabía, bailaríamos más que él"


"Si este rubito quisiera nos teníamos que retirar todos del toreo"

                                                                                      Manolete

















Pepe Luis Vázquez Garcés nació en el barrio sevillano de San Bernardo el 3 de enero de 1922. Se familiariza en el matadero con todos los secretos de la lidia. En Algeciras viste su primer traje de luces el 18 de julio de 1937, alternando con Antoñito Bienvenida.

Rafael Ríos Mozo escribe sobre la actuación de Pepe Luis, todavía un niño de quince años, en Sevilla:

"Fue en el año 1937, en plena guerra civil, una noche cualquiera del verano sevillano, cuando se celebró en la Maestranza una novillada de noveles................Los que tuvieron la suerte de asistir, se iban a encontrar con una sorpresa taurina de tal magnitud que, no obstante el tiempo transcurrido, aún continúa en su memoria...................Vieron llegar la sorpresa, contemplando como aquel adolescente vestido con un viejo traje de luces alquilado, se había alejado del animal, había plegado la muleta -cartucho de pescao frito se le calificó a ese modo de tomar el trapo rojo- y dando una leve carrerilla para alegrar a la res, que estaba prácticamente al otro lado del anillo, la ha gritado con su voz infantil: "¡Eh, toro! ¡Eh, toro!". Y cuando el toro se arrancó, el novel diestro desplegó la muleta y dio un natural soberbio"

En 1937 actuó con picadores en tres novilladas alternando con Antoñito Bienvenida y Paquito Casado. En 1938 toreó veintiocho novilladas y en 1939 cincuenta y tres.


 Se presenta en Madrid triunfalmente el 13 de julio de 1939, con toros de Domingo Ortega. El triunfo es para él, la muerte para su compañero Félix Almagro, corneado esa tarde y que pasa a la historia como el primer torero que muere en la nueva plaza.

Tomó la alternativa en Sevilla el 15 de agosto de 1940, de manos de Pepe Bienvenida, quien le cedió el toro Sabihondo, de Francisco Chica, en presencia de Gitanillo de TrianaConfirmó la alternativa en Madrid el 20 de octubre de ese mismo año, actuando de padrino Marcial Lalanda, que más tarde sería su apoderado, despachando al toro Carmoneño, de Bernardo Escudero, y siendo testigo de la ceremonia Rafael Ortega, Gallito. En el palco presidencial está presente Himmler, lugarteniente de Hitler.


En su primera temporada como matador, Pepe Luis es el número uno en el escalafón, con 68 corridas. En 1942 sigue el primero con 83 tardes.



Triunfó ruidosamente en la Maestranza el 24 de junio de 1943. Un crítico, que no era precisamente partidario del diestro de San Bernardo, escribió: "Pepe Luis hizo una faena maravillosa, inenarrable, a su segundo toro, del que cortó las dos orejas". Dos orejas entonces en Sevilla valían por las que se conceden ahora casi en una temporada entera.


"En la temporada 1944-45 estuvo en México -comenta Daniel Tapia- y gustó mucho, aunque no logró cuajar una faena completa. Respecto a la actuación de este torero en su segunda visita a México cabe señalar los éxitos obtenidos en El Toreo los días 3 de febrero, en que alternó con Procuna y Pepín Martín Vázquez, con ganado de Zacatepec, y 17 de dicho mes, en que cortó las orejas y el rabo de un toro de Coaxamalucan. Alternó en aquella ocasión con Manolete y Procuna"


 
El 25 de julio de ese mismo año, Pepe Luis recibió una cornada gravísima en la cara, muy cerca del ojo, en la plaza de Santander. Esta cornada le dejó una tremenda cicatriz en la cara y condicionaria en gran manera toda su trayectoria posterior.

En 1948 (ya sin "Manolete", con quien ha alternado un total de 120 corridas en su vida profesional) sufre una grave cornada en Valladolid.


En 1951 tuvo lugar la famosa faena de Valladolid al toro de Villagodio, con un coraje que nadie se explicaba y el mozo de espadas resumió certero: "El maestro se ha excedido"

Se retiró en 1953 y reapareció en 1959, lidiando 19 tardes. De esta temporada de 1959 destaca la corrida de Madrid, la de los tres viejos, en que salen en hombros Pepe Luis, Antonio Bienvenida y Julio Aparicio.


Torero de gracia y garbo, se retiró en 1959. Ocupó el primer puesto del escalafón taurino en 1941 y 1942. Fue Medalla de Oro a las Bellas Artes en 1988.


El mismo Pepe Luis comenta al Diario de Sevilla, la que para algunos fue una de sus mejores faenas, la que llevó a cabo en Valladolid, en la temporada de 1951:

"Sí. Fue una tarde con ocho toros, en la que toreamos Luis Miguel, Manolo González, Litri y yo. Perdí la noción del tiempo. Como si estuviera en una nube. Serían quince o veinte muletazos. El toro se paró en los medios y quedó igualado. Y entonces le dí una estocada en el hoyo de las agujas y rodó como una pelota. Estaba como transportado, como si me hubiera emborrachado. Lo viví como si estuviera en una nube. Sentí una satisfacción interior tremenda mientras toreaba. No era consciente de que estaba ante un toro ni ante el público. Cuando maté al toro, fueron mis compañeros los que con sus comentarios me hicieron volver en mí"

"Don Indalecio, en La Tauromaquia en el siglo XX. Segundo cuaderno. En el número 4 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pgs. 30-31 y 100, escribe:


"Al presentarse en Sevilla en 1938 consiguió un triunfo extraordinario………y cuando llegó a la alternativa en 1940 dicen que era rico. Tanto y tan productivamente había toreado de novillero………Su exquisito arte sevillano con el capote y la muleta, su inteligencia torera, su conocimiento del toro apenas aparece por los toriles, le facilitó en partido muy numeroso. Su flaco era la espada, hasta que encontró el tranquillo para hacerse con los toros al primer viaje. Antes, su torpeza con la espada le emborronó muchas grandes faenas…………Una gravísima cornada en la cara el 25 de julio de 1943, en Santander, por un toro de don José Escobar, le quitó ánimos durante algún tiempo, con aquella cornada “de espejo”. Después, se rehizo, y aunque con desigualdades, mejor aún, con no hacer al toro más que lo que necesita, ni un pase más ni un pase menos, con lo que motiva enojos de los que quieren más cantidad que calidad, siempre, y a pesar de ser ya un veterano del toreo, da enorme importancia al cartel del que forma parte, porque en Pepe Luis siempre se espera lo inesperado. Y no es paradoja……………Es de los toreros más finos e inteligentes que han salido de Sevilla, y aunque pequeño de estatura, la largura de los brazos le permite torear sin las ratimaguerías de los toreros bajos………Su nombre, cuando sea, pasará a la Historia entre los grandes toreros que en el mundo han sido. Y la frase me viene como anillo al dedo, porque se relaciona con los sabios, y Pepe Luis lo ha sido en el toreo (.………...) Veteranía ya del toreo, a pesar de sus treinta años. Reapareció en los ruedos la temporada de 1951, después de su medio mutis de 1950. Limitó el número de sus actuaciones y se conformó con 30……….Sus actuaciones fueron muy buenas; salvo las tardes de dejación en las que sale a las plazas sin prisas ni afán de pelea. En Madrid tuvo tardes magníficas, y en Sevilla, e hizo un faenón en Valladolid, con esta sentencia a cargo del Chele, su mozo de espadas:

-¿Qué tal la faena de Pepe Luis?- le preguntaron.

Y Miguel Carrasco contestó:

-Se ha excedido.

Pepe Luis continuó su vida torera y no perdió ni un adarme de prestigio; lo aumentó en algunas regiones…….; y en otras ciudades –Barcelona, La Coruña, Córdoba…- se quedaron cariacontecidos y diciendo: “¡Pero este Pepe Luis!.....”





Néstor Luján escribe en su Historia del Toreo:

 "El toreo del espada Pepe Luis Vázquez puede considerarse, como en el caso de Antonio Bienvenida, un esfuerzo por acoplar las bases del toreo tradicional a la nueva visión estética del espectáculo. En este sentido, el arte de Pepe Luis Vázquez merece todas las simpatías del aficionado selecto, así como su abulia y falta de ánimo se atraen todas las repulsas........Pepe Luis Vázquez es un toreo sevillano de una calidad quintaesenciada, de una gran agilidad mental y una profunda intuición, pero sin ningún dominio ni de su valor, ni de la técnica que conoce, pero no usa. Su visión del toreo es certera, pero su ánimo, siempre temeroso, ha impedido cuajar en realidad lo que ha apuntado en su toreo: el intento de ejecutar los pases y lances dentro de la ortodoxia clásica y de la estética moderna. En este sentido, ha dado naturales y alguna verónica de extraordinaria calidad"

Cossío se refiere a su toreo en términos mucho más elogiosos:

"Sus triunfos resultarían más espectaculares de no ser Pepe Luis un deficiente matador, suerte en la que siempre encontraba dificultades.........Mas en los otros aspectos de la lidia su maestría es indiscutible y ello viene a paliar la deficiencia apuntada............Pepe Luis ha sido un torero excepcional y en su línea sevillana de garbo, gracia e inteligencia, acaso el más sobresaliente que ha conocido la afición española de los toros en cualquier tiempo. Su arte cristalino de puro claro estaba regido por una cabeza serena e inteligente que impidió siempre que intentara nunca más de lo que pudiera lograrse en las faenas, pero nunca puso coto a estos logros, y faenas suyas pueden quedar como ejemplo de hasta dónde ha podido llegar la belleza y la gracia en el toreo y cuál es el límite de la emoción propiamente estética que admite. Todos sus logros artísticos estaban en la línea de la naturalidad y jamás descompuso con una afectación trágica o un patetismo afectado la armonía de su arte. Ha sido la perfección de la técnica y la perfección de la gracia. Su estilo con la capa y la muleta era singular e inimitable...........Manejaba la capa con garbo insuperable sin prodigar adornos, salvo alguna navarra o chicuelina; especialmente al torear en los quites. Con la muleta fue inimitable ........La mecánica, la técnica del pase era modelo de justeza, pero el garbo desbordante en su realización puede quedar como modelo de lo que en el más noble sentido podemos llamar sevillanismo. La construcción de sus faenas era perfecta siempre y según el estilo de la bravura del toro y su poder y resistencia, predominaba la gracia del adorno o la justeza del pase natural, siempre rematado con el de pecho largo y profundo. Porque el secreto de Pepe Luis fue infundir profundidad a la gracia, hacer densa la espuma"

"Había de surgir un diestro excepcional al que todos los que le hemos visto torear proponemos como ejemplo de arte y gracia andaluza en tal menester. Este diestro excepcional se llama Pepe Luis Vázquez. La base de su toreo fue puramente clásica: el pase natural y el de pecho. Pero uno y otro largos, cadenciosos y ajustados a las reglas más severas del toreo. Su personalidad era la que le prestaba singularidad y esta singularidad y esta personalidad jubilosa y desbordada, aquel surgir del toreo como una llama, la claridad y lógica de sus faenas, la eficacia de su dominio o la delizadeza y mimo con que trataba a los toros que no hubieran aguantado trato más violento, comunicaban una sensación de maestría y de deslumbrador sevillanismo a los que ninguno de los practicantes de esta escuela o manera del toreo llegará"

Rafael Ríos Mozo, en su Tauromaquia fundamental, escribe:

"El diestro de San Bernardo fue llamado el toreo de la gracia...........Para mí fue hasta la temporada de 1948 el sumo artífice de la verónica a pies juntos, dada como nadie la había ejecutado hasta entonces. Porque Pepe Luis no se limitaba a vera pasar el toro, extendiendo su capote al compás de la embestida, sino que con un prodigioso quiebro de cintura embarcaba al astado de una manera que sacaba toreo de donde no podía haberlo. Era también el supremo orfebre de la chicuelina -intercalada frecuentemente con la verónica-, chicuelina que no se asemejaba a ninguna otra porque tenía un sello, una cadencia y una majestad natural en el giro de su cuerpo que parecía algo de ensueño...................¿Y con la muleta? Pues con la muleta podríamos repetir lo que ya hemos dicho de su capote. No quiero con ello afirmar, que en ocasiones, no se ajustara a las normas fundamentales que dejó firmes Juan Belmonte, pues hizo algunas faenas dentro de la más estricta ortodoxia del toreo hondo y de suerte cargada en todos los pases. Pero su peculiaridad característica con la flámula era de pies unidos, de pases de kikirikíes, y de adornos improvisados"

"Cuando Pepe Luis prodigó el toreo en su perfección suma -sin perder ni un gramo de su gracia- fue a partir de 1948..................Las razones de este cambio las desconocemos; pero yo sé que todo artista, si es auténtico, tiene siempre un afán de superación...........Lo primero era con el capote. Ya la verónica a pies juntos -preciosa, pero un poco superficial- fue sustituida por el lance de cite en el frente y de pierna adelantada en el momento del embroque, en una auténtica demostración de lo que se llama torear cargando la suerte..............¿Y con la muleta?...............Ya el comienzo no era el cartucho de pescao frito, sino el ayudado por alto cargando la suerte como en las verónicas, con una verdad y un clasicismo que es muy posible que no se repita...............Luego, el diestro de San Bernardo citaba al natural, pero citaba a distancia prudencial, ni muy lejos -que hace de la reunión con el animal un simple quiebro - ni muy cerca -que ahoga a su enemigo-.Naturalidad pura había en Pepe Luis en aquellos instantes y naturalidad con belleza, mando y venía después, cuando el diestro se traía a la res hacia su cuerpo, colocado en el camino por donde lógicamente tenía que pasar su enemigo, para desviarlo de su ruta con un elegante giro de cintura y un portentoso juego del brazo izquierdo...................Y el remate de esas series de naturales era el pase de pecho, al que daba un sabor, una arrogancia y una majestad que dejaba entusiasmado a cualquiera. Recuerdo muchos pases de pecho; pero yo, que no vi a Juan Belmonte, tengo que reconocer que el de Pepe Luis me parece el más perfecto de todos.....................Luego, contiuando la serie de muletazos -no muchos, porque el maestro sevillano tuvo siempre el buen gusto de hacer faenas cortas-, venía el toreo con la derecha, realizado con la misma técnica torera que el de la izquierda; es decir: cite en el frente, suerte cargada y temple y mando a lo largo de toda su ejecución.................Sus adornos principales, aparte de otras improvisaciones surgidas de su fantasía, eran el molinete y el pase de kikirikí...................¿Y cómo mataba Pepe Luis? Nunca fue el diestro sevillano un matador clásico -su estatura no se lo permitía-, pero tenía la rara habilidad de dar una media estocada en lo alto del morrillo del toro que hacía a éste abatirse inmediatamente. No era una estocada de gran pureza, al estilo de Manolete, Rafael Ortega o, más recientemente Paco Camino, pero era una media lagartijera, que ni el propio Rafael, el de Córdoba, hubiera mejorado"

José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"Ha sido un prodigio con el capote. Torero más que ecléctico, contradictorio, no solía ser lo mismo con la muleta. Resumiendo: con el capote era un torero de natural, con la muleta propendía al cambiado o contrario. A nadie he visto torear de capa con menos esfuerzo, sin molestar nunca al toro. Hasta tal punto no lo molestaba, que el toro parecía cómplice de su arte. Y cómplice feliz. Su ángel sevillano tenía alas, su toreo era igualmente alado. Se parecía a Chicuelo, menos parado, pero más sutil, menos terrenal, más impalpable"

Juan Posada escribe:

 "Pepe Luis Vázquez, artista del más puro estilo sevillano, difícil de imitar. Torero fácil y de gran personalidad. Todo ello culminado con una forma especial de hacer arte. Encarnaba el torero que los poetas del 27 habrían querido ver en Ignacio. Los toros, además, le favorecían, como a Manolete y a todos..................Pepe Luis, practicante empedernido de los pies juntos, encandilaba y hacía de contrapunto del toreo recto de Manolete. Por supuesto, que los imitadores no poseían su gracia y duende.................Tampoco su habilidad renovadora. Vanguardista, como su rival cordobés, aprovechó las repetidas arrancadas de los toros. Pero con repajolera gracia. Artista al fin, se lo tomó con calma. No como si fabricara muletazos. Esperaba la inspiración. A veces le entraba el duende por los pies. Y armaba el lío..........."

Fernando Claramunt, en su Historia gráfica de la Tauromaquia, escribe:

"Era imposible ver a Pepe Luis Vázquez y no ser admirador inmediato de su concepción del toreo, a la vez cabal, "científica", y rebosante de arte sevillano, chispeante, creador, capaz de simultanearse con el más hondo sentir rondeño -o lo que así suele llamarse- porque el arte de Pepe Luis era enciclopédico. Ningún aficionado podía no ser admirador de Pepe Luis....................Cossío le conceptúa "figura excepcional del toreo, en la línea sevillana de garbo, gracia e inteligencia,....................Ejemplo de emoción, de belleza, de arte, estética, gracia, naturalidad"...................Dominador y conocedor profundo de las reses, "nunca intentaba lo que no estaba seguro de realizar", de ahí que a veces el público se sintiera defraudado"


El mismo Fernando Claramunt, en su Historia del Arte del Toreo, escribe:

"Tanto sabía de toros que se le llamó  "El Sócrates de San Bernardo". ¿Ponía siempre en práctica todo lo que sabía? No, ésa es la verdad. "Manolete" le admiraba: "Si Pepe Luis quisiera, acabaría con todos los toreros". Cuando al diestro de San Bernardo le preguntó un periodista por qué no usaba el avión en sus traslados, como hacía "Manolete", repuso: "Porque tengo el valor justo para vestirme de luces y no lo puedo gastar en otra cosa". En el año 2002, con ocasión de dedicarle un azulejo en la Monumental madrileña, los aficionados comentaron que se estaba reparando una injusticia y un olvido injustificado, a la par que añadían que si a Curro Romero se le ha erigido una estatua, Pepe Luis la merecía más. Pero "El Sócrates de San Bernardo" ha permanecido en un sabio y discreto retiro y no se ha esforzado en absoluto en difundir con vistas a la posteridad la imagen del grandioso torero que fue"

El escritor Carlos Septién, conocido por el pseudónimo de "El Tío Carlos", escribe:

 "Se podrá decir que Pepe Luis es un torero que no ha cumplido faena en El Toreo; se podrá decir que aún no se compenetra del estilo del toro mexicano.............porque habrá que decir también cómo Pepe Luis ha hecho los dos lances a la verónica más finos y templados y la media verónica más suave y graciosa que llevamos vistos en la temporada....................Solo diez muletazos bastaron a Pepe Luis para cuajar lo más esencialmente torero que llevamos visto en la temporada..............no lo más pinturero, ni lo más bonito, ni lo más dramático: lo más esencial, entiéndase bien. Solo diez muletazos. Pero es que en esa decena de pases se fundieron toda la recia  eterna verdad del toreo con la izquierda; y toda la íntima esencia alquitarada del sevillano"

Marcial Lalanda, que además de admirarle fue su apoderado, escribe:

"Pepe Luis es el último de los grandes lidiadores que el toreo ha tenido en cualquier tiempo, y es después de Joselito el torero más importante que he visto en mi vida...................Se habló demasiado de la gracia y la pinturería, cuando en realidad poseía el tesoro de una inmensa facilidad para ver los toros"


El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:

"Nació con tarros de esencia torera, de la mejor destilada por todas las flores del mundo, en las manos. ¡No se puede tener arte más depurado, más fino y más gracioso!...........................La primera vez que le vi ya quedé impresionado y adiviné todo lo bueno que encierra..................................Torero muy inspirado -poeta del torero, lo llamo yo-; hace lo justo y conoce exactamente la querencia del ganado y su clase............................Una de las últimas veces que toreó en Madrid hizo un quite entre los tendidos 6 y 8 que difícilmente podrá olvidarse; fueron tan sólo cuatro lances: empezó a la verónica, luego una especie de chicuelina, otro más, parecido a la navarra, y terminó con media verónica ceñidísima; no recuerdo que se haya hecho nada más perfecto y con más gracia. Fue un verdadero prodigio..............................En el estilo llamado preciosista supera al mejor; vi a Angel Pastor, al Exquisito, a Chicuelo, a Manolo González; es la esencia de todos"


César Jalón, en su libro Memorias de Clarito, escribe:

"Pepe Luis Vázquez se ha hecho, como tantos otros grandes de su pueblo y de su barrio de Costillares acá, en el matadero sevillano. Y su padre, servidor del matadero y torerillo oscuro como el padre de Costillares. Pepe Luis, rubito, menudo, parece un chicuelo -y habrá de ser un Chicuelo quintaesenciado- que se ha vestido de luces para jugar al toro. Su alada desenvoltura, su alegre musicalidad, incitaría a decir que juega, si no fuese por el encaje de su toreo de encaje en los moldes del más puro y noble toreo -verónicas, medias verónicas, naturales, redondos, de pecho y adornos y florituras recamadas- sin un falseo ni un desliz, ni un ratimago, ni una chocarrería, ni un desplante -todo lo más el cite al natural con la muleta plegada: "el cartucho del pescaíto frito"-, ni una revuelta del ratón y el gato a que propenden los chicos, los toreros chicos.................Ciertamente -luego de sus garbosos y centrados lances- la faena de muleta de destraba; carece de unidad...........Se hace a centones y retazos. Pero ¡qué retazos! ¡Cómo la áurea figurilla asienta la planta, acompansa los brazos y quiebra la cintura! "Con la mano izquierda, un pase monumental en el centro del monumental redondel ha quedado ahí, para que nadie lo mueva, como un monumento de aguante, de belleza, de gracia, de arte depurado, finísimo, y de valor, que requiere valor todo lo grande del toreo".................Tres naturales. Uno de pecho, sacado desde el subsuelo a las astas, desde las astas al rabo. Tres de la diestra en redondo. Retazos, ¡ay!, no coronados por la espada. Mata mal; deficiencia minorativa de sus éxitos toreros. Mas entre quebrados y altibajos...................el toreo sevillano de la cepa pura traído por Chicuelo ha cristalizado, el agudo diapasón de su música torera, en Pepe Luis Vázquez......................Si Pepe Luis dispusiese de una espada de mediano temple.....................si matase pronto se erigiría en para competitivo o rival de Manolete. Los infortunios de la hora suprema y un menor tesón se lo vedan.......................Pero siempre representará Pepe Luis un alegre contraste; una graciosa flexibilidad y cadencia sevillana, variante del cordobés hierático. Una inspirada rima lírica frente a una epopeya. Y principalmente, un diseñador de la senda del arte sevillano por donde irán los preclaros sevillanos venideros: Antonio Bienvenida, Pepín Martín Vázquez, Manolo González y el Paco Camino de los años sesenta"


En el Anuario Taurino 1945-46 leemos:

"El toreo de Pepe Luis es gracia, finura, sentimiento. Y antes y después de todo eso, clasicismo. Hizo una segunda temporada en México y gustó más que en la primera porque realizó faenas más acabadas, dos de ellas en El Toreo, otra en la plaza de San Luis de Potosí. Quienes vieron esta última dicen que jamás torero alguno ha toreado con más arte, con más clasicismo, con más gracia. Que nadie tampoco ha ligado nunca mejor el natural y el de pecho. Puede creerse, porque en la plaza El Toreo también dio ejemplos Pepe Luis, y bien altos, de la forma en que realiza la conjunción dramática y estética, fundamental siempre, de los dos pases en que se resume y se basa el arte de torear con la muleta"


Santi Ortiz, en su libro Lances que cambiaron la Fiesta, escribe:

" ¿Pepe Luis Vázquez? Un grandioso torero, pero no albergaba pugnas y competencias su concepto del toreo. Artista cabal, mente preclara, toreo giraldillero con una volatería de trinos en su capa y muleta, dejó indeleble huella en cuantos tuvimos la suerte de verlo cuajar un toro y encarnó la antonomasia del toreo sevillano. También ese toro tan chico que tanto gustan ustedes de ridiculizar se cruzó en su carrera para asombrajar su rostro y su alegría. Aún no había cumplido tres años de alternativa cuando, una tarde en Santander, un toro marismeño de don José Escobar le metió un pitón por la ventanilla izquierda de la nariz, desgarrándosela hasta la ceja. Cornada de espejo que le dejaría secuelas en un ojo y, más graves, en el ánimo. Tampoco volvió a ser el mismo"


Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:


Pepe Luis Vázquez. Es el contrapunto de Manolete. El torero clásico que hereda las esencias más puras del arte taurómaco. Manolete da un paso más adelante que Belmonte en la evolución del toreo. Pepe Luis mantiene viva la llama de Gallito con el añadido genial de su propia gracia. En Pepe Luis se aúna, por tanto, la esencia de José y la gracia de Rafael, y además aporta una elegancia, un saber y sabor propios……………….Cossío escribe: El secreto de su arte es infundir profundidad a la gracia, hacer densa la espuma



Carlos de Larra, más conocido como "Curro Meloja", en su obra Grandes maestros de la Tauromaquia, escribe:


“¡Pepe Luis Vázquez!........y ¡olé! He aquí otro torero que jamás usó apodo, pero que –como Antonio Reverte, como Juan Belmonte- aportará a la Historia un nombre torerísimo……….Diciendo simplemente “Pepe Luis” no hay español que pueda dudar que se nombra al artista que más encarna en estos tiempos el concepto jacarandoso –y optimista- del toreo: gracia, alegría, plástica, belleza, ritmo, línea, arte florido y pinturero, riesgo esquivado con ardid picaresco y saleroso…………….Una grave cornada en la cara, que le interesó un ojo –Santander, 25 de julio de 1943- le quitó arrestos y le hizo perder un poco el sitio. Lo recobrará. Nació torero, y no puede ser más que torero, gran torero, Pepe Luis Vázquez, y ¡olé!”



Carlos Abella, en su libro De Manolete a José Tomás, escribe:




Pepe Luis Vázquez, “el dios rubio de San Bernardo” es la otra gran figura del toreo en la España de la inmediata posguerra………En él depositaban los buenos aficionados la eterna ilusión de quienes tienen del toreo una concepción puramente artística………….Sus grandes virtudes: excelente veroniqueador, variado en quites –sus chicuelinas se harán célebres- y excelente y aromático muletero, dotado a la vez de gracia y hondura, de “pellizco” y de profundidad. Como es habitual en este “corte” de toreros, la espada era su punto débil, y por culpa de ella perdió muchas tardes los éxitos………..Es un torero sólido, capaz de matar la corrida de Miura en Sevilla con notable suficiencia y de “cuajar” muchos toros, a poco que éstos se dejaran………..En una entrevista, hace profesión de cuál fue su filosofía taurina: “Es mejor no querer que no poder”
  
 



Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:

"Pepe Luis Vázquez fue un torero que reunió en su persona todas las cualidades que se pueden ambicionar: conocía muy bien al toro, le funcionaba la cabeza, tenía clase, sabía torear..........., tenía todas las cualidades. Todas, menos una: de valor andaba justo. Marcial Lalanda, que fue su apoderado, llegó a conocerle muy bien. Dice de Pepe Luis que es el toreo más inteligente que ha conocido después de Joselito. Y dice que le llegó a perjudicar tal inteligencia, pues veía el peligro antes que nadie y no se arriesgaba...............Pudo llegar a ser mucho más de lo que fue, y, ojo, fue una gran figura del toreo. Pepe Luis se acomodó. Sabía que por su clase la gente le esperaba, y tomó la senda más fácil: la de esperar cómodamente al torito bueno..................La brutal cornada de Santander en 1943 le hizo muy conservador, y es una lástima, porque Pepe Luis Vázquez era el contrapunto ideal de Manolete. A la seriedad de Manolete se oponía la alegría de Pepe Luis; a la innovación manoletista se oponía la tradición pepeluisista. Pero Pepe Luis nunca quiso meterse en una competencia con Manolete. Sabía que sería trágica, porque Manolete siempre se arrimaba y nunca cedía..................Pepe Luis, "ese colegial tímido de resplandor trigueño", como le llamó Gerardo Diego, fue extraordinario desde el punto de vista artístico. Fue una lástima que no tuviera arranque y casta. Pepe Luis es la fusión de Juan Belmonte y Chicuelo. Hace un toreo belmontino muy bueno, lleno de naturalidad, reposado, sin la menor crispación. La angustia belmontina es sustituida por la tranquilidad de Pepe Luis.Su toreo con el compás abierto es, tanto con la muleta como con el capote, compendio de buena clase y naturalidad. A todo ello añade las diabluras de Chicuelo, su alegría y optimismo. El toreo con el capote a pies juntos, el "cartucho de pescao", el cambio de manos inspirado, el adorno sorprendente.................También tuvo un perfecto sentido de la lidia. Por ello bebía también de la tradición gallista...............Pepe Luis era la suma y compendio de cuarenta años de toreo................¡Ay, si Pepe Luis Vázquez hubiera tenido un valor a la altura de su arte!"

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