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NOTA INFORMATIVA:

CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA MUERTE DE JOSELITO EL GALLO, HE PUBLICADO UN LIBRO EN EL QUE SE RECOGEN TODAS SUS ACTUACIONES EN LA PLAZA VIEJA DE MADRID, VISTAS POR LA PRENSA.

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Este Blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

NAVARRAS, DELANTALES, ORTICINAS y CHICUELINAS ANTIGUAS





"La navarra fuera de cacho ha ido evolucionando y cobrando mérito poco a poco, hasta convertirse en la chicuelina girando en el cuerno..........."

                                                                      José D. de Quijano Don Quijote

"Para dar el molinete o la navarra, como deben darse, en la cara del toro, no basta perderle el miedo al toro, sino el respeto, perderle el miedo a torear. El torero miedoso es el que le tiene miedo a torear, a burlarse del toro delante de él, jugando limpiamente con el peligro; y a burlarse, a negarse, a sí mismo, y en redondo (molinete, navarra), para salvar su juego. El verdadero torero no se burla sólo del toro, se burla del toreo también"

                                               José Bergamín, del Arte de birlibirloque

La antigüedad de la navarra es considerable, ya que Pepe Hillo la incluye entre las suertes corrientes de su época.

Pepe Hillo en su Tauromaquia escribe:

"La suerte de la navarra se hace situándose el diestro en la rectitud del terreno que ocupa el toro: y luego que embiste le va tendiendo la suerte, y cuando ya entra en jurisdicción, y está bien humillado, le arranca la capa por bajo, y con ella da una vuelta sobre los pies, volviendo a quedar de cara con el toro"

"Es de notar, comenta Robert Ryan en su libro El toreo de capa, que Illo, en su descripción de la suerte a la navarra, al referirse a la "vuelta sobre los pies" que ejecuta el torero, no indica el sentido de la cual, si se ha de efectuar a favor o en contra de la trayectoria de la embestida. Por lo tanto, la suerte que describe Illo podría ser una chicuelina..............Hay una tradición entre los toreros que considera la navarra y la chicuelina como dos variantes de una misma suerte.................Tanto la navarra como la chicuelina se clasifican entre las suertes denominadas al molinillo, como todas aquellas en las cuales el diestro "da una vuelta sobre los pies" a la manera que describe Illo. Ejecutadas a una mano, sea con la capa o la muleta, son llamadas de molinete..................Si en la época de Montes, la suerte a la navarra era, después de la verónica, la que se hacía con más frecuencia, en el siglo XX sería, gracias a Chicuelo, la chicuelina"

En un cartel del siglo XVIII, y refiriéndose al diestro Esteban Pérez, se hace constar que lancearía a una res "capeándola a la navarra, como lo acostumbraba Pedro Romero". Esta noticia nos da la certeza de haber sido predilecta esta suerte del gran rondeño. Posteriormente fue suerte favorita de Cúchares.

Guerrita en su Tauromaquia escribe:

 "Se colocará el diestro como si fuese a torear a la verónica; marcada la embestida de la res, se comenzará a tender la suerte hasta que, ya entrada en jurisdicción, estando bien humillada y pasada la cabeza, el matador retira el capote por debajo y da una vuelta en redondo hacia el lado contrario al que haya marcado la salida, volviendo a quedar frente al toro"



Santos López Pelegrín, “Abenamar”, en las Suertes del toreo, de su libro Filosofía de los toros, publicado en Madrid, 1842, escribe:

De la suerte á la navarra


“Esta suerte es después de la verónica la que se hace con más frecuencia, y es mas bonita que aquella, aunque no tan susceptible de hacerse a todos los toros…………Si situará el diestro como hemos dicho para la verónica, pero teniendo cuidado de que el toro tenga sus piernas enteras, y poniéndose corto lo citará, y cuando embista le irá tendiendo la suerte, se la cargará mucho cuando llegué a jurisdicción, y cuando ya vaya fuera y bien humillado le arrancará con prontitud la capa por bajo del hocico, dando al mismo tiempo una media vuelta con ella por dentro, viendo á quedar otra vez frente al toro”


Fernando García de Bedoya (1802-1860), en su libro Historia del Toreo, editado en Madrid en 1850, escribe:

"A la navarra era el título que se daba a otra suerte de fácil  (Pag. 131) ejecución, conocida ya por los célebres lidiadores que hemos mencionado; esta tenía entre los espectadores mucha aceptación, porque ciertamente es bonita y divertida, al paso que de poca exposición si las condiciones de la res con que se ejecuta son a propósito, o mejor dicho si posee los requisitos que se recomiendan para al anterior suerte. En cuanto a la manera como se practicaba, se reduce a colocarse el diestro  frente a frente con el toro, sin olvidar la importancia circunstancia de guardar la distancia que exija el estado de poder de la res, y en la posición de esperar la embestida, permanecer dispuesto, para en el momento de arrancar esta, escupirla con el capote, dando a la suerte un remate seguro y lucido, lo que se practica con facilidad, sacando la capa por debajo del hocico y volviéndose el diestro rápidamente sobre los pies, sin perder la línea del terreno en que se colocó. Pocos han arrancado más aplausos en el ejecución de esta suerte, que el célebre José Delgado; pocos también la remataban con mayor desembarazo, y pocos eran los que sacaban de ella todo el lucimiento que este aventajado torero"




J. Sánchez Lozano, en su libro Suertes del toreo que ordinariamente se verifican en coso. Libro tercero del Manual de Tauromaquia, publicado en Sevilla el año 1882, escribe:

“La navarra es la suerte de capa que, excepción hecha de la verónica, se intenta con más frecuencia. Es tan bonita como aquella, y puede ejecutarse con los toros que se ciñen, revoltosos, abantos y boyantes; no debiendo hacerse con los de sentido, burriciegos de segunda y tercera clase, tuertos del derecho, ni con los que ganan terreno. El renombrado espada Martincho fue su introductor……………Debe tenerse siempre que se ejecute esta suerte, que las reses han de conservar todas sus facultades, y que el torero que no tenga fuerza en las rodillas hará mal intentándola.”

Federico Alcázar, en su libro Tauromaquia moderna, publicado en 1936, escribe:



"Ya no se practica la navarra, aquella suerte tan arriesgada, lucida y vistosa que hizo célebre a Manuel Domínguez una tarde en Sevilla al ligar cuatro lances, dos a mano derecha y dos a izquierda-sin perder terreno, la suerte que inspiró aquella famosa seguidilla:

"Capeo a la navarra tiene mi niña,
y con ella no hay hombre que no se ciña;
de tal manera que siempre esta encunada
cuando torea."

José Luis Ramón, en su libro Todas las suertes por sus maestros, escribe:

"La suerte que en España se conoce como navarra, en México se denomina chicuelina antigua, porque ésta fue la primera que allí hizo Chicuelo, diestro que es el creador de la chicuelina. Aquella primera suerte en la que Manuel Jiménez giraba sobre sí mismo en el sentido de la embestida del toro, al tiempo que toreaba al animal, está en el inicio de su chicuelina, y de ahí ambas denominaciones. En España cambió el nombre (en realidad no llegó a tenerlo nunca), pero en el país azteca permaneció y permanece"

"La navarra de Guerrita derivó, en manos de Chicuelo, a chicuelina, luego no es que ya no se ejecute, es que ha evolucionado; y la chicuelina antigua, que sí se realiza, ha pasado a denominarse navarra. Son, por tanto, las mismas suertes, aunque han intercambiado sus nombres"

José Alameda en su libro Los heterodoxos del toreo, respecto a la relación de la navarra española con la chicuelina antigua mexicana, escribe:

"Al cronista queretano Rafael Morales (Clarinero) se le ocurrió, allá por los años cincuenta, preguntarle a Chicuelo sobre alguna de sus creaciones.........En 1924, antes de la chicuelina, en que se gira en contra del viaje del toro, ejecutaba Manuel Jiménez otro lance de parecida expresión, pero de opuesta dirección, que consiste en el giro completo a favor del viaje. Los aficionados mexicanos dieron en llamar a esta última la "chicuelina antigua", puesto que el torero de la Alameda lo había realizado antes..........Llega Clarinero, le pregunta a Chicuelo y se queda frío cuando el ya entonces ex torero le contesta que no conoce esa suerte y que jamás la había realizado. ¡Y están las fotografías! Yo las tengo por docenas. Y hay un cartel de Ruano LLopis, testimonio directo de la suerte, con Chicuelo ejecutándola, un cartel que, distribuido por la casa Ortega de Valencia, ha dado la vuelta al mundo taurino. Sucede que Chicuelo hacía aquel lance sólo como un remate y, cuando poco después el mexicano Pepe Ortiz lo ligó tres veces y lo integró como quite, Chicuelo no lo reconoció"


Robert Ryan en su obra El Toreo de capa comenta:

"Una de las suertes más antiguas, la navarra, da un giro al lance natural, o sea, la verónica. En realidad la navarra es una verónica en la cual, en el eje de la suerte, al pasar el toro, en vez de jugar los brazos, el torero da una vuelta a favor de la embestida; en esta vuelta del torero............el toro pierde de vista la capa, mas la siente y la busca y se vuelve hacia ella................El secreto de la navarra está en el paso que ha de dar el torero al iniciar la vuelta..............este paso debe ser acompasado y muy medido en relación al ímpetu de la embestida................La tradición atribuye la navarra a Martincho, quizá por ser tan conocido él entre los toreros dieciochescos (navarros).................De todas las suertes del toreo navarro, ésta, la navarra, tan airosa, tan movida, fue la que cayó más en gracia a los creadores de la escuela sevillana, Y a Pedro Romero, lo que añade luz a su nombre, una calidad vistosa a una imagen histórica a veces muy severa"


El escritor peruano Luis F. Odría, en su libro El arte del toreo y los secretos de la lidia, escribe:

“Ya no se practica “la Navarra”, aquella suerte tan arriesgada, lucida y vistosa que hizo célebre a Manuel Domínguez una tarde en Sevilla, al ligar cuatro lances –dos a mano derecha y dos a izquierda- sin perder terreno”


“Capeo a la navarra tiene mi niña;  y con ella no hay hombre que no se ciña; de tal manera que siempre está encunada cuando torea”


“El nombre de navarra y su carácter, indican su procedencia de ágil y primitivo toreo de a pie, que practicaron diestros navarro en los orígenes del toreo profesional. Fue suerte predilecta del gran rondeño Pedro Romero; y suerte favorita de “Cúchares”



En el libro Todas las suertes por su maestros, de José Luis Ramón, el maestro Luis Francisco Esplá comenta:

"El toreo a la navarra es como el toreo a pies juntos con el capote, con la direfencia de que el torero navarro terminaba las suertes sobre los pies.........................En quite por navarras es un perfecto resumen del toreo navarro; se inicia como un delantal o una verónica a pies juntos, a partir de que ha pasado la cabeza del toro, el matador empieza a girar...................La gracia de la navarra está en que esa vuelta sea lo suficientemente fluida y lenta como para que el quite no pierda plástica, y se convierta en algo violento..................El riesgo y la complicación de la suerte está en tener la serenidad para dar la vuelta sin prisas con el toro en la espalda. De hecho, se le pierde la cara; la gracia de la navarra está en conseguirla con cadencia, fluidez e ingravidez...................Toro y torero giran hacia sitios distintos, por eso la navarra no finaliza con el lance, sino que la gracia está en el final, en el giro, cuando toro y torero se vuelven, y ambos deben concatenar sus movimientos.....................La navarra no es como la verónica, en la que llevas al toro hasta donde tú quieres; en esta suerte el toro tiene un porcentaje muy alto de libertad, de seguir o no el capote, de quedarse parado o de irse lejos. Si todo esto se hace con violencia, desplazando el toro para fuera, no quedándose entonces a la distancia adecuada, la navarra pierde su encanto"

En los Cuadernos Taurinos editados por la Diputación Provincial de Valencia se describe la navarra así:

"Se cita como para la verónica, generalmente con los pies juntos y cuando el toro está a punto de salir de la reunión con el torero, éste da una vuelta o varias sobre sus talones en la dirección que lleva el toro, para dejar distancia entre ambos y quedar en disposición de repetir el lance. Es una suerte más vistosa que meritoria, pero se pone en práctica con éxito en el tercio de quites. La posición de los codos del torero, un tanto recogidos y el giro, le dan cierta gracia"









 



Un lance muy relacionado con la navarra es el delantal.

Rafael Solana Verduguillo, escribe en  El Universal Taurino sobre la corrida de toros celebrada en la plaza El Toreo de México, el 10 de diciembre de 1922:

"Luego viene un quite del mandil, quite auténtico, que el mismo Joselito no hubiera vacilado en rubricar. ¡Con qué suavidad se ha llevado Lalanda al toro de un tercio a otro, sin dejarlo salir de los vuelos del percal!"

El torero Jaime Marco, el Choni, en el libro Todas las suertes por sus maestros, de José Luis Ramón, comenta:

"El delantal (o quite por delantales), en la actualidad está muy prodigado, y ha perdido gran parte del sentido original. Ahora se hace como quite de adorno, cuando el toro está picado y tiene temple; en mi época, sin embargo, o al menos así lo ejecutaba yo, se hacía cuando el animal estaba muy violento de salida......................Si entendemos que la verónica es sacar el capote y los brazos hacia fuera del cuerpo, para llevar al toro largo, toreado y embebido, en el delantal la ejecución es la contraria: hay que quitarle el capote de la cara y meter los brazos hacia dentro (¡ojo!, nunca codilleando), al tiempo que se echa el cuerpo un poco hacia adelante para reunirse con el toro si éste de ha desplazado demasiado"

Diría que este lance al delantal es un recurso para poder torear con limpieza y gusto a los toros que tienen una excesiva violencia de salida..................El nombre de delantal viene de que el capote queda colocado muy ceñido al cuerpo, más abajo de la cintura, casi enrollado, de una manera similar a como se colocan las señoras el delantal en la cocina"

Para Robert Ryan en su obra El Toreo de capa:

"En el repertorio moderno la suerte al delantal es la finura misma, una suerte parada en la cual los pies del torero juegan a la verónica y sus manos a la navarra; es la suerte en la cual más torea la cintura; una suerte cuyos alzados codos componen, a medio cuerpo, un leve esbozo de la verónica con una capa que ondea sin avanzar.......El delantal, entre los toreros sevillanos, originariamente da nombre a otra suerte, a la del mandil, que pertenece al repertorio de suertes ejecutadas por delante, sin pasar el toro.........La suerte al delantal pasando al toro era denominada por Chicuelo, su perfeccionador, sencillamente, el lance a pies juntos. Para evitar confusión, los revisteros comenzaron a llamar delantal al lance a pies juntos y mandil a la suerte ejecutada por delante"

"La suerte del mandil, originalmente llamada al delantal, es una suerte por delante, en la cual no se pasa al toro; es una estilización de la antigua suerte de abanico, una afinación de aquel zigzaguear de Guerrita, comenzada por Joselito el Gallo y llevada a la quintaesencia por Chicuelo y Juan Luis de la Rosa.............La del mandil es una suerte en que el torero camina hacia atrás continuamente, quebrando la embestida del toro casi al paso y casi sin despegar de su cintura la esclavina de la capa; es la suerte en la cual, verdaderamente, el torero ocupa el centro de la capa, desplegando ésta sobre su cintura, rozando con el cuello de la capa la seda de su faja, la capa manejada por los brazos, los brazos arqueados y casi sin juego""

La verdad es que hoy en día, en muchos casos los términos delantal y mandil hacen referencia al mismo lance.

En los Cuadernos Taurinos, editados por la Diputación Provincial de Valencia, encontramos la siguiente explicación:

 "Delantal. Lance muy parecido a la navarra, pero sin que el toreo realice el giro total"








Otro lance relacionado con la navarra es la orticina. El nombre del lance se debe a que es una suerte inventada por el torero mexicano Pepe Ortiz y realizada por primera vez el 6 de febrero de 1927 en la plaza El Toreo de México.

"Al ejecutar un lance el todo está en llevar al toro en la mirada. Como se ve al toro se va sintiendo la suerte. En la navarra se mira pasar al toro, si se quiere, lejanamente; en la orticina, al voltear la capa, se ve llegar al toro por debajo del brazo, se le siente cerca, en el cuerpo mismo de la suerte"

                                                                                                                                           Pepe Ortiz

El mismo Pepe Ortiz  explicó este lance en el número 52 de la revista mexicana La Lidia:

"Está inspirada en Chicuelo y en su chicuelina, pero la antigua, la que se hace girando con el toro al compás de una verónica en redondo. Se me hizo fácil hacer la suerte exactamente al revés, o sea, haciendo una tijerilla redonda, girando con el toro en una vuelta completa"

Relación del primer quite por orticinas, realizado por Pepe Ortiz el 6 febrero de 1927, en la plaza de El Toreo de México, al toro Arretillo, de San Diego de los Padres y aparecido en El Eco Taurino:

 "Cierra el tercio Ortiz con un quite inolvidable; citó al toro como para torear por tijerillas y luego, girando suavemente en la propia cara, consuma un lance "suyo" "bellísimo"........de un sabor torero incomparable"
                                                                                Alfonso de Icaza, Ojo


El escritor peruano Luis F. Odría, en su libro El arte del toreo y los secretos de la lidia, escribe:


“Este lance, fue el primer fruto de la exquisita y privilegiada inspiración de Pepe Ortiz. Lo ejecutó por primera vez con el toro “Aretillo”, de San Diego de los Padres, la tarde del 6 de Febrero de 1927, en que actuaba mano a mano con “Chicuelo”…………..Se define así: Se cita al toro como para una verónica, al entrar éste en jurisdicción, se gira el capote en redondo, como para un medio farol, es decir, presentándole la parte posterior del capote, luego llevando al toro embebido, se gira en el mismo sentido que él, dando una vuelta completa y quedando por lo tanto otra vez frente al toro. En esta suerte, el torero tiene que aguantar, cargar la suerte y templar para que haya mando  el lance resulte artístico, bello y completo…………..Así es la famosa “orticina”, lance con el que Pepe Ortiz se reveló como un creador y escaló el primer peldaño que más tarde le condujo a las cumbres de la inmortalidad”



Robert Ryan en su libro El Toreo de capa escribe:

 "La suerte de la orticina pone verdad en la antigua navarra al interponerse el torero en el lance, formando su cuerpo un eje alrededor del cual el torero guía la embestida. Como la navarra, la orticina se inicia a la verónica, mas en lugar de esperar que pase el toro para girar acompasadamente a favor de la embestida, en el momento de jugar los brazos, con un giro de muñeca el torero voltea la capa, ofreciendo al toro el reverso, y con el reverso lo trae toreado, acompasándole al consumar una "vuelta sobre los pies", aquella que describe Illo en la navarra, pero con el toro unido a él..................A aquella navarra alegre, adornada, poco expuesta, movida, Ortiz, con tan sólo voltear la capa, la adaptó a la precisión exacta, al ritmo sostenido, al goce de peligro, característicos del toreo moderno....................La belleza de la orticina irradia del tempo ondulado de la capa que gira en consonancia con el toro; brota de la consonancia de dos pasos: uno casi de ballet, el otro todo bravura"

"Al quite por orticinas, Ortiz solía rematarlo con la media tijerilla, que es como una orticina recogida, muy parada, sin girar, en la cual se pliega la capa, cerrando la suerte nadá más marcarla; una especie de media verónica marcada al revés, con el reverso de la capa, que se pliega ante el pecho del torero...........O lo remataba a una mano, con la larga afarolada.........o remataba con la larga orticina que es una prolongación en revolera de la larga cambiada por bajo"

José Luis Ramón, en su libro Todas las suertes por sus maestros, escribe:

"Con el capote por delante del cuerpo, el matador cita como para la verónica, sólo que en el momento en que el toro mete la cara, invierte el capote (del rosa al amarillo) para torearle con el reverso del mismo. Cuando el animal ha llegado al torero, éste, al tiempo que le torea, gira sobre sí mismo (como en la navarra) acompañando el viaje del toro hasta quedarse colocado nuevamente de frente y en posición de ligar la siguiente orticina"









Salió sangrando con fluidez el toro
de aquel brutal encuentro desplaciente:
sus cornadas al peto solamente
dejáronle al morrillo un deterioro.

De nuevo se encontraron en el foro
los dos protagonistas, frente a frente:
¡La fúrica pujanza contundente!
¡Y el bizarro que viste seda y oro!

Apenas un espacio... y un respiro...
cuando una voz se escucha que conmina
a que ataque, poniéndosele a tiro.

... Y de aquella embestida repentina,
sólo quedó, con displicente giro,
¡Delicada y fugaz... la Chicuelina!


                                                   Luis Castro Pérez





Casi todos los estudiosos coinciden en que Chicuelo, el creador del lance, comenzó a torear por chicuelinas en Valencia, el 9 de abril de 1922, a un toro de Guadalest, alternando con Varelito y Granero. Acudamos a las propias palabras del maestro:

"Ya habían actuado ellos en los quites, maravillosamente, y la gente espera nerviosa mi intervención. Primeramente di un lance, giré, y a la vuelta cinco o seis chicuelinas, improvisadamente, sin saber lo que hacía"

Chicuelo siempre ha confesado que al domingo siguiente no recordaba el quite, y que tuvo que ensayarlo.

Francisco Moya comenta en Sol y Sombra, el primer quite por chicuelinas ejecutado por Chicuelo, en Valencia, el 9 de abril de 1922, a un toro de Guadalest:

"Para honor (de Chicuelo) haré constar en párrafo especial el quite que hizo en el tercer toro, quite que fue modelo de quites imborrables, de los que se recordarán en mucho tiempo. No se puede dar de mayor gusto, ni de mayor esencia torera........."


Extraigamos algunas frases referentes a la chicuelina del libro El Toreo de capa de Robert Ryan:

"Hay una tradición entre los toreros que considera la navarra y la chicuelina como dos variantes de una misma suerte.................Tanto la navarra como la chicuelina se clasifican entre las suertes denominadas al molinillo, como todas aquellas en las cuales el diestro "da una vuelta sobre los pies" a la manera que describe Illo. Ejecutadas a una mano, sea con la capa o la muleta, son llamadas de molinete...............Si en la época de Montes la suerte a la navarra era después de la verónica la que se hacía con más frecuencia, en el siglo XX sería la chicuelina, que por magia de Chicuelo, y "sin saber lo que hacía", el antiguo molinillo dio un giro modernísimo al arte de torear"

"Al ejecutar Chicuelo la suerte de su creación, la esclavina de la capa jugaba a la altura de su cintura, a veces contra su pecho, y sus manos al mismo nivel. Después ha variado la chicuelina, que en otras manos ha sido un lance de altura y dimensión distintas....................Cagancho, el de la verónica baja, en el rarísimo caso de apartarse de su lance característico (la verónica), alzaba las manos en el delantal o en la chicuelina, su "chicuelina alta" jugada a la altura del corazón...................Chicuelinas fieles en gracia a la original fueron la de Pepe Luis Vázquez y la heredada de Rafael Jiménez Chicuelo hijo...............Hubo otra chicuelina............la muy baja de manos prodigada por los hermanos Bienvenida; que por chicuelinas fue aquel célebre quite del milagro de Antonio Bienvenida. También a veces rozaba la arena la recordada chicuelina de Manolo González...................Una chicuelina limpísimamente dibujada fue la de Manolo Vázquez, muy quieta de planta, muy de frente, trazada muy a la verónica, la chicuelina más larga en el tiempo y el garbo, paradigma de otras interpretaciones: del juego de muñecas expresado a la chicuelina por Paco Camino y la "chicuelina baja" llevada hacia atrás por José María Manzanares y Ortega Cano...............................Rodolfo Gaona, la tarde de su despedida del toreo............pronunció a pliegue lento un homenaje a Chicuelo...........al ejecutar por vez única en su vida un lance en la suerte de la chicuelina.....................Y hubo en México la chicuelina más alejada de Sevilla, la de Silverio Pérez, baja de manos, de emoción casi excavada en profundidad de un acento indígena, prehispano"



Néstor Luján comenta:

"Otro de los méritos de Chicuelo ha sido la adaptación al toreo serio de la chicuelina que hoy practican casi todos los toreros, pues, según parece, esta suerte o una muy semejante se ejecutaba en el toreo bufo........Sea como fuere, el primero que la practícó fue Chicuelo"


José Alameda, en su libro El hilo del toreo, escribe:

"Cuando este lance de Chicuelo adquiere su resonancia definitiva es al estrenarlo en Madrid. Yo lo presencié, el 10 de julio de 1925, en la corrida de la Cruz Roja, con el quinto toro de Veragua. Alternaba el diestro de la Alameda con sus paisanos Sánchez Mejías y Pepe el Albabeño.............El quite produjo el efecto de un deslumbramiento, que oscureciera cuanto pudo acontecer en la corrida. El diario ABC le dedicó una portada con la foto de uno de los lances y una leyenda en que le atribuía cierto parentesco con la suerte "del embozado", del Licenciado de Falces, que Goya inmortalizó en su Tauromaquia............Debo señalar que ese lance ya lo había dado a conocer Chicuelo en otras plazas. Le oí decir al propio Manuel Jiménez que la primera vez que lo había ejecutado había sido en Valencia, en 1924"


César Jalón, en sus Memorias de Clarito, escribe:

"La chicuelina -que tiene el aire de familia de la navarra con ventaja sobre ésta, cuyo giro se realiza fuera de juego; o dicho más taurinamente, "fuera de cacho"- tal y como aparece recién salida de los brazos de Chicuelo es una verónica capada en el momento más escabroso de llegar el toro a jurisdicción. Entonces el torero, en lugar de dar vuelo a la suerte para que el toro siga por delante del pecho hasta la salida, recorta los pliegues del capote -castra el lance- y deja al toro a su costado, chasqueado y perplejo. Trátase en suma de un adorno, de un recorte, de un semilance recurrente y aliviado por un diestro que tiene más de artista que de Cid.................Con el correr del tiempo, la chicuelina se engrandecerá a su paso por el tamiz de otros estilistas -de esos que, siguiendo el precepto belmontiano, "torean con sentimiento"- capaces de trocar un recurso del toreo accesorio en lance cuasi fundamental; un cante chico en cante grande. Tales, Antonio Bienvenida, Manolo González, Paco Camino, Diego Puerta........Se enriqueció por el método de apretura y templanza con que Antonio Bienvenida, Manolo González y sus seguidores, al capar la verónica en su culmen peligroso, en lugar de plegarse el capote a toda prisa al costado -ardid chicuelino- abatían lentamente el ala en su repliegue hasta la rodilla y embebían y dejaban al toro cabizbajo, anudado a las piernas como lo anuda a la cadera o a la cintura la media verónica"




En los Cuadernos Taurinos editados por la Diputación Provincial de Valencia podemos leer:

"Su inventor, según los tratados de la tauromaquia, fue el torero cómico valenciano Rafael Dutrús "Llapisera" y posteriormente el matador sevillano Manuel Jiménez Chicuelo, le dio el nombre y categoría........Se cita como para la verónica y cuando el toro mete la cabeza en el capote el torero gira en sentido contrario al viaje del toro"